La cantidad de información que guarda la humanidad, tanto en papel como en
soportes ópticos, electrónicos, magnéticos o en internet, asciende (...) a
281.000 millones de gigabytes. (...) la parte que le corresponde a usted (...)
es de 45 gigabytes, es decir, el quivalente a 9.000 veces las obras de
Shakespeare, a 450 metros de libros en una imaginaria estantería o a más de
30.000 de los antiguos disquetes de ordenador.
Estos son, en parte, los frutos de la web 2.0 que comentaba en el post anterior. El hecho de que todos podamos crear información y subirla a la web ha hecho que la cantidad de información existente se multiplique una y otra vez. El problema está en cómo las personas somos capaces de darle uso a esta información y convertirla en algo realmente útil. Probablemente existe información sobre cualquier cosa, por concreta y estrambótica que pueda parecer, la dificultad está en encontrarla.
Para eso estan los buscadores y, cómo obviar al rey, Google juega un papel decisivo en esta tarea. Cad vez se sofistican más las herramientas para que las búsquedas sean eficaces y lo más ajustadas posible a lo que el usuario busca. Aun así, la lista de resultados que ofrece suele un tanto larga, y cuando tratamos de acotar al máximo los resultados quizá sea demasiado escueta...
Tal vez la solución no está en seguir sofiticando los métodos de búsqueda avanzando siempre en la misma dirección (si las palabras buscada coinciden con palabras que aparecen en las páginas). Esto es lo que quiere solucionar la web semántica: dar con otra forma de buscar y encontrar información; que la propia web sea capaz de enteder que quermos y nos dé soluciones a ello en base a información concreta que pueda aparecer en la web.
No se trata de buscar información relacionada, sinó de entender la web como una persona que tiene mucho conociemiento, no sólo información, y que es capaz de encontrar soluciones en base a ese conocimiento.
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